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Finalizó Game of Thrones. Debo confesar que al comienzo era un “hater” de la serie, simplemente creía que era “mainstream” y que las personas la veían por moda. Un día me aventuré y descargué el primer capítulo de la primera temporada: “Winter is Coming”, literalmente me enamoré de cada aspecto de la serie (pero más de Cersei Lannister). A partir de ese momento GOT se convirtió en mi religión, hasta el primer capítulo de la última temporada; algo sucedió durante ese capítulo que hizo click en mi.

Como la mayoría de los seguidores de la serie, yo también esperaba algo más de la temporada final, por ejemplo la batalla contra los White Walkers a mitad de la temporada pare mi fue atroz. Por otra parte ver a Arya matar al Night King fue algo que me hizo alucinar, pero en el fondo siento que debía ser Jon Snow, a fin de cuentas era el “Príncipe Prometido”. Tampoco entendí el porque de las cartas de Varys, Bronn como consejero del Rey y así muchos otros ejemplos que dejan al descubierto mi inconformidad con la temporada final.

Sin embargo lo peor de todo para mi: Jon Snow a la Guardia de la Noche siendo el Heredero Legítimo al Trono de Hierro y por mucho el personaje más noble de toda la serie. Gracias a él los ejércitos se unieron contra los White Walkers, Westeros se libró de “La Reina Loca” y su recompensa fue el “exilio”… Quizás al igual que en Titanic, Jack debía morir porque así lo quiso el escritor de la película, en GOT todo lo que pasó, pasó porque los creadores de la serie así lo quisieron. Y siempre he tenido presente que es muy difícil dejar a todos contentos, pero dejarlos a todos molestos es una tarea tan sencilla. Valar Morghulis…

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