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Despertarse a la cruda realidad

Jhonny Básník Jhonny Básník Seguir Jun 22, 2019 · 3 mins lectura
Despertarse a la cruda realidad
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En un mundo denigrante, nada se impone antes que una ley, orden o justicia basada en prejuicios. Vivimos acorralados por mandatos imponentes, que lo único que hacen es desboronar, cada vez más, a la cruda realidad. Siendo tratados, oprimidos por órdenes ante un régimen gobernado por una burocracia, sin ellos entender el verdadero sentido, el significado de la palabra; con el miedo de un pueblo que calla, siendo cómplices a la destrucción de un país, una nación y llegando a entrelazar al mundo.

Cobijado por la avaricia, al ojo de la lujuria, la moneda de un país es caracterizado y valorizado como poder territorial, llegando al nivel de ser considerado la mano derecha de un presidente o líder elegido pobremente por su pueblo. Un gobierno corrupto, violento, que día a día nos propaga con la minoría de morir lentamente.

Ellos tienen el conocimiento del estado de su pueblo, las estadísticas sociales y socio-económicas. Pero sus raíces, sus subordinados solo desean exprimir cada centavo, con impuestos a cada ciudadano que lucha y con el sudor de su frente, y que solo busca un mejor vivir. Nos alejamos de nuestras tierras convirtiéndonos en peregrinos; creyendo, llegando a tener la esperanza de un mejor gobierno, y lastimosamente volvemos a caer en un abismo, una red que consume poco a poco al ser humano.

Las personas dentro del gobierno a nivel internacional que verdaderamente luchan por una mejora a la sociedad, son una minoría casi llegando a contarse con los dedos de las manos; pero lastimosamente no son visibles o, son callados por el mismo gobierno.
Una monarquía domina este planeta. Líderes tras líderes absorbiendo, sustrayendo cada recurso generado por el ser humano. Un gobierno que se auto proclama dueño de esta sociedad.

Solo existe un verdadero jefe que es dueño y gobernante de este orbe, Dios. Él proclamo unas leyes justas, verdaderas y suficientes para vivir en ente mundo. Los que se auto proclamaron; desde el inicio de la sociedad ellos lo escucharon, conocieron el temor y su poder ante el mundo; las 10 leyes básicas que todo ser humano en la faz de la tierra conoce; siendo así, la base de nuestra existencia.

Despertarse con la alegría de un mañana, no es el significado de una guerra. La política mundial es un conjunto de personas que, al pasar de los tiempos, transfieren sus legados, sus ideas con el surgimiento del poder, recibiendo y dirigiendo órdenes, acciones de hechos que el pueblo recibe sin poder conocer su verdadero propósito.

No somos objetos de manipulación, ni tampoco esclavos de un juego existencial, que por décadas en sus mandatos dieron un inicio, pero no han pensado en un “fin del juego”.

Somos individuos capaces de gobernar, capaces de jugar nuestro propio juego; somos mayoría, somos los que realmente entendemos y vivimos la realidad de la sociedad. Decimos ¡no!, a leyes y normas que imponen a nuestro carácter; gritamos, protestamos, que estén a nuestro nivel; pero no nos escuchan, para ellos somos la ignorancia de un mejor cambio, un mejor mañana para el pueblo. Queremos ser partícipes a sus decisiones, que nuestra voz sea válida. La sociedad está cansada de una cárcel en donde debemos solicitar permiso para accionar nuestros beneficios, el derecho de vivir un mundo mejor y libre de mandatos nefastos e imprudentes ante la ley de la sociedad.

A de cambiar un día, y eso lo sabemos todos. Un día despertaremos y veremos que la política mundial somos nosotros. Las leyes, normas, deberes y derechos cambiarán a nuestro favor, van a estar. Dios, nuestro líder verdadero y único gobernador, será la guía y el justiciero del mandato que realmente deberemos regir.

Existen la paz, para una política justa y una democracia para un pueblo que se escucha.

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