La mayoría del tiempo me lo paso en mis mares de pensamientos, en donde todo es relativamente perfecto o al menos interesante. Mis mayores sueños se hacen realidad allí, soy muy feliz; pero luego regreso a la realidad y me doy cuenta de que esas cosas nunca pasaran, lo cual es una desilusión enorme.
He llegado a deprimirme; resulta que hay veces en las que mi mente está más frágil que otras, me entra la angustia y una desesperación gigante en la cabeza que me quiebra el ánimo, la vida, todo.