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Románticos Incurables: El Acoso Hacia La Mujer

Omar Gutiérrez Omar Gutiérrez Seguir Jul 05, 2019 · 6 mins lectura
Románticos Incurables: El Acoso Hacia La Mujer
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Hace unos días en Facebook me topé una nota que hablaba sobre un sujeto que se sacó el pito en el transporte público, se masturbó y eyaculó sobre una mujer. Primero que nada, que tan dispersos debemos estar para no darnos cuenta de que alguien se acaba de sacar la verga junto a nosotros para frotársela y después lanzar una venida a discreción sobre una mujer? ¿Nadie lo detuvo? ¿Nadie tuvo la consideración de decirle “señor, guárdese eso”?. La nota en si es alarmante, sin embargo, más alarmante aun fueron los comentarios de los hombres al respecto. Cosas como “es que ellas se lo buscan vistiéndose tan provocativas”, “cada vez se visten con menos ropa, nosotros solo seguimos nuestros instintos naturales”, y claro, no podía faltar el “ojalá se los haya echado en la cara”.

No soy muy de documentales, pero jamás he visto que un animal se pare de la nada para venirse encima de otro. Si tú piensas que sacársela en el camión para venirse sobre alguien es natural, tienes pedos muy serios.

No voy a hablar como si fuera inocente. Soy culpable de ver culos en la calle, consumo cantidades poco saludables de pornografía y sexualizo a la mujer en ocasiones. No voy a justificarme, se que hago mal, sin embargo, sé dónde se marca la línea. Sé que no debo gritarle pendejadas a una mujer en la calle referente a su físico, sé que el observarla mucho la puede incomodar, así que procuro no hacerlo de forma enfermiza y constante, y la pornografía es un crimen sin víctimas y por esa no me voy a disculpar. En ningún momento se me ha ocurrido sacármela en el camión y venirme sobre alguien. Llámenlo sentido común, educación, moral, como sea.

Es difícil y triste pensar que en pleno año 2019, ser mujer no solo es peligroso e injusto, es una monserga. De acuerdo con el ranking de los Mejores países para ser mujer del US News & Report 2019, México cayó al puesto 60 de 80. Significa que países como Kazakhstan (#59), Turquía (#52), Israel (#43) y Arabia Saudita (#41) superan al país en temas de derechos humanos, igualdad de género, progreso, seguridad e igualdad de ingresos. Es como esos días del siglo XVII en Salem, cuando podías acusar de bruja a cualquier mujer que no te la quería chupar, para después verla quemarse en la hoguera sin ningún motivo válido.

México es lo más lejano a ser un país decente para vivir en absolutamente todos los aspectos, pero uno pensaría que al menos, después de tanto tiempo, trataríamos bien a nuestras mujeres. Sin embargo, aun hay tipos de ranchos y colonias con calles sin pavimentar que piensan que una mujer usa falda porque quiere que alguien se la coja. No, no es por el calor, o porque le gusta ese vestido, o por cualquier otra razón lógica. Ella quiere verga.

Es como presenciar un punto en la evolución del hombre en el que, después de llegar a la cima, no supo a donde avanzar y decidió retroceder. Dentro de algunos años olvidaremos para que chingados tenemos pulgares y estaremos cagándonos en la mano para arrojarnos mierda- de forma literal- entre nosotros. Pasará una mujer y estaremos brincando con nuestras vergas afuera, tratando de impresionarla.

Creo que la forma de acoso que más me ha sorprendido estos últimos años, y de la que he visto un aumento constante, es el acoso por las redes sociales. Ustedes conocen a esos hijos de puta, esos que te mandan mensajes privados y están chingue y chingue hasta que les contestas. Al principio se ven amigables e inofensivos. Te preguntan qué haces, como has estado y esas preguntas de protocolo, para después, sin miedo a nada, ponerte una foto de su verga- que, en testimonios de mis contactos en Facebook, siempre son pequeñas- esto con el afán de que tú te impresiones y sucumbas ante tus instintos más básicos, para después mandarle el mensaje “quiero que me cojas, ¿Dónde nos vemos?. Claro que eso jamás pasa así. Tú alarmada de ver una verga tan fea y triste, bloqueas al sujeto en cuestión, quien simplemente enviará otro mensaje privado con su verga en fotos, esperando que llegue la indicada, como si estuvieras midiendo la zapatilla de cristal de la suertuda que tendrá todo eso. La solución por las que han optado las mujeres es poner en evidencia a estos seres subterráneos, sin embargo eso no los detiene, ya que la facilidad con la que puedes crear una identidad en internet es la misma con la que te preparas una maruchan.

Aun así, el acoso clásico existe. Ir por la calle o estar en un bar y que un tipo llegue a estar chingue y chingue sin aceptar un no por respuesta es más común de lo que parece. Yo pienso que debería haber una ley en la que permita a una mujer cargar un palo, un cuchillo, una macana eléctrica o cualquier arma para que se pueda defender y pueda reventar a quien se quiera pasar de vergas. Claro, que solo la pueda usar para legítima defensa, porque hay unas mujeres muy locas que luego se inventan que las quieren violar nada más para chingarse al pobre diablo que no les dio lo que querían.

Pongámonos en su lugar un momento. Imagina que vas por la calle y que un grupo de tipos mamados te empieza a sabrosear e incluso a tocar –claro que no usaré una situación en la que el hombre sea acosado por la mujer. El porno se construyó en base a esas fantasías. Tú te resistes, pero el tipo o tipos tienen más fuerza y no puedes hacer nada. Estas indefenso, impotente y te sientes como basura. ¿Por qué provocar eso en alguien que no se lo merece?

Como hombre entiendo que la verga es la verga y hay que liberar la presión de alguna manera. Si tienes la necesidad casi enfermiza de ver nalgas, hay cientos de mujeres en internet que han hecho de exhibirse su profesión- sí, llamémosle así- y que no tienen ningún inconveniente en que les digas todo lo que se te ocurre. De igual forma, puedes llevar esta clase de relación con una mujer que te lo permita. Tu pareja, una cogida casual, una amiga de esas que hablan como camionero, etc. Pero no la mujer que viene sentada junto a nosotros en el camión.

En el pedir está el dar, y debemos entender también que el dar no es obligatorio. Seamos unos caballeros de esos que dicen “disculpe señorita, ¿quiere sentarse’”, pero no seamos esa clase de hombres que terminan diciendo “pero en mi cara”.

Esto ya quedo un poco largo, pero había cosas que decir, y eso que no nos metimos a temas más oscuros como la violación y el feminicidio. Esa moda pendeja de violar, matar- no precisamente en ese orden- y dejar abandonada a la orilla de al carretera a una mujer. Puede que hablemos de eso después, puede que no, puede que lo mejor sea tratar de salir de este pedazo de mierda llamado México tan rápido como se pueda.

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