Soy un hombre joven, trabajo como mesero, me gusta leer, me gusta informarme.
Desde hace tiempo hemos estado padeciendo un inmenso bombardeo mediático de propaganda progresista, en casi todas las plataformas, podría decirse que es una de las cosas que ha caracterizado esta década que esta a punto de terminar. Al punto en que francamente no hay que militar políticamente en ningún movimiento para estar harto de todo este rollo de victimismo. Incluso hemos visto a franquicias enteras de películas padecer este mal, que más que generar algún tipo de interés en el público general, genera cierta especie de alerta antes de ir a verla, lo que se refleja muchas veces en taquillas que no generan ganancias.
Un caso de estos, donde no hubo impunidad fue el de la franquicia Star Wars, más específicamente en The Last Jedi, donde la agenda progresista izquierdista se ha metido con calzador. Producto de esta mala decisión por parte de sus productores, hoy esa franquicia que podía haberse equiparado al universo cinematográfico de Marvel, apenas se puede mantener en pie.
Es aquí donde notamos que todo este asunto progresista ha encontrado un pico de tolerancia en las personas, que simplemente no están dispuestas ya a soportar que unos actores y actrices con vidas de cartón les hablen de lo correcto que es su pensamiento en contraposición con la lógica y el modo de vida de las personas, de que se enfoquen en hacerlos sentir culpables por su opinión cuando esta no le convenga al progresista de turno.
Y es que no hay que ser Einstein para notar que todo esto no es más que una estrategia bastante sucia de Marketing por parte de muchas empresas. Pero independientemente de todo esto, la gente de a pie, la que ni siquiera tiene redes sociales, ve todo esto de los lobies con malos ojos, por el simple hecho de que atenta contra la paz de la sociedad. Ven claramente como estas ideologías no buscan justicia sino privilegios en contra de toda razón.
La gente está molesta, está cansada de tanta corrección política y de tanta culpabilidad obligada y simplemente empieza a dejar de temer ser llamado racista, machista, homófobo, etc etc. La izquierda progresista que no hizo más que buscar conflicto, finalmente ha logrado encontrarlo. Se han topado con una sociedad que ya no esta dispuesta a soportar su tiranía.
Su búsqueda insaciable por generar división en la sociedad los ha sorprendido a muchos metros de profundidad con un terreno inestable y con el montón de tierra que ellos mismos levantaron a punto de caerles encima y aplastarlos como a cucarachas.
El problema de todo esto es que la balanza nunca está en el centro, siempre se inclina a un extremo y cierto es también que ha habido muchos avances en los derechos del ser humano que quizás, debido al hartazgo provocado por la izquierda progresista, se pierdan. Y eso si sería lamentable, porque dentro de tantas idioteces dichas por este conglomerado “progre”, hubo causas que se perdieron entre las banalidades, causas que sí merecían ser escuchadas pero que hoy ya no son más que más de lo mismo a los ojos de la gente que se cansó de las payasadas de los progresistas.
Es que ellos olvidaron una parte esencial a tener en cuenta cuando quieres dar un mensaje: Si repites mucho tu argumento sin discreción, terminas haciendo que la gente se insensibilice con tu supuesto problema. Al final, creo que es necesario un equilibrio, pero mientras a la izquierda le interese más la poesía barata y los 10,000 géneros que la economía, la sociología, la demografía y en general cualquier ciencia y estadística seria y objetiva, nunca podremos alcanzar ese equilibrio. Entonces si no podemos alcanzarlo, qué nos queda más que asegurarnos de asfixiar su estúpida e irracional voz.
No seas artista o terminarás en....