Cuando asesinaban a un duque o un dictador, este invadía una nación soberana, sonaban campanas de guerra y todos los medios de la época advertían del peligro que asomaba, los morteros, el gas sarín, las granadas, los tanques de guerra e incluso lluvias de misiles, eran noticia de primera plana.
El desasosiego invadía las mentes de todos los pobladores de aquellas tierras y retumbaban hasta el último rincón del planeta, informando el día a día los últimos acontecimientos de la lluvia de balas y la sed de sangre de algunos líderes que colmaban sus deseos más salvajes, la muerte tocaba todas las puertas sin aviso en medio planeta y la preocupación por un futuro incierto, invadía las mentes de aquellos que solo podían continuar sus vidas lo mejor posible, sabiendo llevar en sus espaldas la incertidumbre.
Pero las guerras ya no son como antes, ahora en pleno siglo XXI cuando la tecnología permite una conexión instantánea la muerte no colma los titulares de los diarios electrónicos y al contrario de lo que pudo ser el inicio del siglo XX, colmado de llanto y tristeza, las mentes de los habitantes de este planeta, ya no admite invadirse del temor a la muerte y el baño de sangre, que bañan tierras lejanas.
Los medios de comunicación en su mayoría, dejan a un lado los problemas de la existencia y convivencia de los habitantes de este planeta, los conflictos internos de algunos países solo retumban en 5 centímetros de los diarios y ocupan 20 segundos de una hora o dos de noticias en la TV.
Podemos deducir que el contenido informativo ya no se concentra en la paz, solo manifiesta la importancia del acontecimiento musical de moda, la farándula y el cine, que inundan la cotidianidad de estos seres humanos que no pueden concentrar su prioridad noticiosa en algo más importante que banalidades, ¿Será que nos hemos convertido en insensibles?, ¿Podríamos estar siendo manipulados por las cadenas de medios?
Estamos en medio de conflictos alrededor de todo el planeta, pero parece no importarle a nadie, algunos buscan apoderarse de las riquezas de otros, mientras diferencias religiosas manipulan masas para ser enfrentadas entre sí, intereses económicos generan invasiones y la política busca dividir en distintos bandos la sociedad. La tercera guerra mundial está en pleno apogeo con muchos frentes alrededor del planeta y la naturaleza humana está en peligro, esa naturaleza que nos recuerda que la vida es más importante que las riquezas, que el futuro de la humanidad está en juego y a pocos parece importarle.
Un instante eterno