Y si te encuentra...

Que no te encuentre la noche ociosa
pensando en bodas
ni en copas rotas.

Que no te encuentre la risa
en la desdicha
y la agonía de las mentiras.

Que no te encuentre el miedo
trepando subsuelos
para salir de algún agujero.

Que no te encuentre la mañana
con un ojo abierto y otro cerrado
por el mal humor de un día nublado.

Que no te encuentre el llanto
entre la melancolía,
el cigarro
y el ron terminado.

Que no te encuentre la dignidad
sobando la madera recubierta de humedad.

Que no te encuentre la libertad
en un stand que vende hilos
y sujeta la felicidad.

Que no te encuentre el orgullo
observándolo todo
desde lo alto de algún sucucho.

Que no te encuentre el ego
en el cielo raso,
ni por lo bajo de los despachos.

Que no te encuentre la humillación
en el rincón intelectual
de la pública opinión.

Que no te encuentre la vergüenza
sosteniéndote la cabeza
y vomitando entre las malezas.

Que no te encuentre la razón
subida a un telón
maniobrando por completo la función.

Que no te encuentre.
Y si te encuentra
que no te escondas.

Más por si acaso ten siempre a mano
un velo blanco
para soltarlo.

Y cuando lo hagas,
grita bien alto
cuántos fantasmas has soportado.

Y por si acaso
guarda otro velo en tu otra mano
que no es en vano
ni es algo malo
sentir que a veces
nuestras desgracias nos estremecen,
y nos derrumban nuestros fracasos.