El lenguaje es una herramienta que hemos creado para comunicarnos, para transmitir los conocimientos, dando vida a la realidad que nos rodea. Aquello que descubrimos le damos un nombre, aquello que sucede se lo concedemos, a aquello que pensamos se lo asignamos. Dando forma a nuestra vida. Aquello que existe es nombrado, lo que no existe, no.
De esta forma el lenguaje es un ente vivo que evoluciona, que crece, que se perfecciona. Nos permite ampliar nuestros horizontes según vamos creciendo y ampliando nuestro bagaje lingüístico. Pero también puede limitarnos cuando éste se usa de forma tendenciosa, creando neologismos para reescribir la realidad y adaptarla a determinados intereses. Así es cómo han surgido y siguen surgiendo una plétora de vocablos que normalizan una nueva realidad preocupante.
La situación económica y social global no es halagüeña, se presentan tiempos difíciles donde el poder concentra la riqueza y reescribe a su antojo la realidad de los demás, para que se adapten a lo que les asignen. Éstos términos que llevan creándose unos años, los visten de tendencia, de moda, e incluso de algo deseable, tapando la realidad subyacente.
Nesting: Tendencia de quedarse en casa todo el fin de semana. “Ya que no salir de casa rebaja la ansiedad e ilumina la mente” según un titular periodístico. Cuando en realidad esconde pobreza económica que imposibilita por completo el disfrute del tiempo de ocio.
Freegans (friganismo): Comer de la basura evitando el desperdicio alimentario de las grandes superficies. Que aunque evitar éste desperdicio sí es algo importante a combatir. La realidad que esconde es la falta de recursos económicos para poder comer en una gran parte de estas personas.
Colinving: Compartir vivienda. Tendencia asociada a gente joven que acaba de independizarse, y que ahora se ha extendido a todo tipo de personas, siendo la razón real la falta de dinero para poder asumir las facturas más básicas (alquiler, agua, gas…) por el aumento de la cuantía de forma desproporcionada, que lo transforma en un lujo.
Trabacaciones: Seguir trabajando a pesar de estar de vacaciones, para seguir aportando grandes ideas a la empresa. Siendo la realidad el miedo al despedido por no ser una máquina que no necesita descanso.
Tiny houses: Maravillosas casas de hasta 20m2 dónde sólo tendrás lo necesario y serán fáciles de limpiar. Esconde los precios inflados de forma artificial de las viviendas, haciendo inasequibles ya sea en ventas o en alquiler.
Laundry houses(lavanderías): Porque es una tendencia cool el poder lavar toda la ropa en una lavandería, ahorrándote el coste del agua y el detergente.Cuando no es una tendencia de moda, son las casas y apartamentos tipo zulo que no tienen espacio para una lavadora a pesar de su alto precio.
Jobsharing: Moda de compartir trabajo y sueldo con otra persona para recuperar tiempo para uno mismo. Cuando la razón real es tener a dos personas ocupando un puesto de trabajo a jornada parcial, pudiendo pagar un sueldo más bajo a ambas personas que el total que recibiría una persona trabajando la jornada completa. Otro nombre que tiene son “minijobs”. Y desde luego que empobrece a los trabajadores.
Salario emocional: A cambio de flexibilidad horaria o poder conciliar la vida familiar, obtener un menor salario. El resultado es que todos los derechos de los trabajadores pasan a ser un privilegio que conlleva costes para el mismo.
A parte de éstos términos y los que sigan inventando para esconder la depauperización del trabajador, también crean vocablos para reunir y etiquetar a las nuevas generaciones:
Sinkies (singel income, no kids): Que son parejas con un sólo miembro con ingresos o ambos con muy bajos sueldos y que no tienen hijos. Como si fuese una decisión, cuando la verdad es la imposibilidad de tener una estabilidad para poder construir una vida, un proyecto.
Treinteenagers: Treintañeros que no se pueden independizar (sin casa, trabajo e hijos), pero felices. Vamos que las nuevas generaciones desean estar así. Y luego se les tilda de hedonistas, malcriados e irresponsables. Cuando en realidad no pueden construir su propia existencia sobre las arenas movedizas del sistema actual.
Y para culminar éste uso del lenguaje como medio de reescribir la historia actual, se publican artículos en periódicos de tirada nacional, dando consejos y tips para que te habitúes a ser pobre:
“9 trucos para calentar la casa sin encender la calefacción”. Como poner cinta adhesiva en ventanas, usar una manta, o tener una bicicleta estática con la que coger calor haciendo ejercicio. Un dos por uno.
O “así te cambia la vida si pasas un mes entero sin quejarte” Un no lamentarse de las cosas cotidianas porque eres pobre y así te lo ordenamos.
Éste es el inicio de la normalización de la pobreza. ¿No deberíamos de aterrorizarnos ante la desposesión de todo derecho?