A veces la vida es semejante a una parada de autobús donde cada persona espera el transporte que lo lleve a su destino, nos encontramos con muchas dificultades en la vida, y tropiezos que nos enseñan a ser mejores cada día, pero cuan grande es la espera por ese autobús de la vida, el mundo está estructurado por seres humanos buenos y malos, a veces agradecemos lo bueno pero no lo malo, quien dijo que para alcanzar la cúspide de la pirámide, iba a ser fácil semejante a la parada de autobús, nos desesperamos por hacernos rico, exitosos y muy famosos, y olvidamos la presencia de Dios en nuestra vida, olvidamos que Dios nos da todo lo material y lo espiritual, de que nos sirve ser tan ricos como Bill Gates o Jeff Bezos y perdemos nuestra alma, algo sabemos que lo más seguro en esta vida es que no somos eternos, la vida es pasajera, lo secular es pasajero pero lo que Dios nos da en la vida eso permanece para siempre.
Contaré la historia de una joven de 30 años que soñaba con ser escritora y al escribir su primer libro lo llevó a una editorial, y le dijeron que no cumplía los requisitos, pero ella, no se dio por vencida y participó en un concurso el cual ganó y se convirtió en una exitosa escritora. Lo más increíble de la historia que todo ese dinero lo dedicó a obras benéficas ni un solo dólar tocó de lo que ganó con su libro, y vivía en una pequeña ciudad, en una casa humilde sin lujos ni guardaespaldas. Pero era feliz porque confió y tuvo fe en Dios.
Esta historia nos demuestra que si podemos creer todo es posible y que el tiempo no nos debe desesperar, solo debemos luchar y no rendirnos nunca, todo llega a su tiempo.