Todos los seres pensantes de este mundo han tenido, mínimo, un momento en el que desean que otra u otras personas sean completamente sinceras.
Un niño que le pregunta a su papá cuando van al cine, y le responden “un día de estos”, quiere sinceridad.
Una novia que se acuesta sin las buenas noches acostumbradas de su novio, al día siguiente quiere sinceridad.
Un papá que encuentra pornografía gay en el cuarto de su hijo, espera sinceridad.
Pero ¿realmente la queremos todos? Cuando haces un dibujo que pensaste hermoso y a nadie le gusta, ¿Esperas que te digan que está horrible y sentirte bien con eso? Cuando te tomas una foto que crees será tu foto estelar y resultó que otros te ven gord@ o con muchos defectos ¿Quieres que te lo digan?
La verdad es algo que se tiene o no, que se vive o no. Que aún entre personas que la usan siempre, llega momentos en que se hieren en situaciones de extrema sinceridad… La gran mayoría espera que les alimenten el ego, esperan que les alaben sus actos, estén mal o no, la mayoría no lo sabe pero realmente esperan que le mientan, consciente o inconscientemente.
Pienso que por muy hiriente que sea, todos deberíamos empezar a usarla, dejar de adornar las cosas, dejar de decir ‘te queda bien’ cuando por dentro sabemos que no, al momento en que sea una masa grande quienes lo practiquen dejará de ser hiriente, dejaremos de alimentar egos, de tener conversaciones que no nos interesan, amigos que no necesitamos, opiniones que podemos mandar al caño… Mientras vivamos en un mundo de engaños, de falsos cumplidos, de no decir lo que realmente pensamos por no herir al otro, de no dejar a ese novio porque pobre no le puedo decir que es aburrido luego de que tenemos 10 años juntos…!