Un tema tabú del que se conoce bastante poco y sobre el que hay muchos prejuicios es el de las enfermedades mentales. Mucha gente tiende a pensar que cualquier persona que va al psicólogo es porque está loca o porque tiene algún trastorno. No se tiene a penas conocimiento de los grados de gravedad que existen. Sabemos que un resfriado es algo sin importancia que se cura rápido y que la tuberculosis es algo más grave y que lleva un seguimiento más detallado. Pero cuando se trata de lo mental es típico separar a las personas en sanas o enfermas graves, los dos extremos.
¿Pero qué pasa con todas las enfermedades mentales que hay en medio? Hay personas que pueden llevar una vida totalmente normal teniendo una enfermedad mental, pero hay tanto prejuicio con ello que cuando alguien cercano a ti, que conoces de hace poco te confiesa algo así lo primero que pasa por tu mente es “cuidado puede ser peligros@”. Tenemos miedo a lo desconocido y eso es una realidad, pero las únicas personas que pueden cambiar el desconocimiento por conocimiento somos nosotr@s mism@s. Buscando información y sobre todo no poniendo límites a nuestro entendimiento.
Los trastornos del estado de ánimo, de la personalidad o de ansiedad son cada vez más conocidos. Pero todavía no lo suficiente.
La depresión es una enfermedad que sufre mucha gente aunque por lo general no se le da mucha importancia. Junto a la ansiedad es de las más habladas y conocidas. Tanto que se llega a hacer un mal uso de dichas palabras en contextos cotidianos.
La bipolaridad también se conoce bastante y aunque es común darle un uso cotidiano, hay personas que de verdad sufren esta enfermedad. Pero los cambios de ánimo se van estabilizando con el tiempo, no es una enfermedad que sea constante a lo largo de la vida.
Los trastornos de la personalidad son varios pero quizá el más oído es el TLP (trastorno límite de la personalidad). Estás personas intensifican todos los sentimientos, tienen relaciones inestables pasando del amor al odio en un corto período de tiempo, expresan conductas impulsivas, pueden autolesionarse, etc. Como con los demás ejemplos, hay mucho prejuicio y discriminación. Si es verdad que debe ser difícil mantener una relación con una persona que la padezca, no hay nada imposible. Son personas muy dependientes, por ello necesitan estar rodeadas de gente que esté totalmente dispuesta a ayudarlas. Como en el 90% de los casos estas personas no son peligrosas con nadie más que con ellas mismas. Hay que romper el prejuicio de que son “loc@s” y “peligros@s”. Alguien que sufra de una enfermedad mental va a hacerse mil veces antes daño ella que a otra persona.
En los trastornos de ansiedad están los famosos TOC (trastornos obsesivo-compulsivos) en lo que se puede encontrar a personas que tienen obsesión y/o compulsión por la higiene, por la simetría, por la comprobación constante de las cosas, por cometer pecados en función a su religión, por la repetición de frases o últimas sílabas, por la acumulación de cosas que se encuentran, por la necesidad de calcular todo, etc. Hay muchos tipos y se pueden tratar hasta reducirlos o eliminarlos por completo y una muestra de ello es la película de “Toc toc”, 100% recomendable.
Las enfermedades mentales no son más que enfermedades y como tal se deberían ver y tratar. Una persona bipolar no es peor que una persona con diabetes. No están “lo@s” están enferm@s y eso no les hace ser menos que las personas que no padecen dichas enfermedades. Son igual de “normales” e igual de válidas que el resto.