Es posible que gracias al día a día, economía, compromisos y en tratar de hacer las cosas rápido para que el día nos alcance, muchos no tienen idea de que a su alrededor más cercano está un inmigrante. Una persona que de alguna manera está en el país, legal o no, pero buscando una oportunidad de vida mejor. Son muy pocos los casos en los que la base de la historia no sea esa, si bien es cierto que todo el mundo tiene la opción de hacer bien o mal por lo general, quien deja su tierra y raíces para adaptarse a una nueva tierra, con ideología, cultura, costumbre y otros es en busca de un destino mejor para si y los suyos.
En su país le dedican años a estudiar y formarse y en muchos casos cambian un título universitario por una esconda y un mocho. Sin menos precisar la actividad, por el contrario mentalmente asimilan que por ahí deben comenzar, para conocer a la gente y un poco de cómo viven y cuáles son sus costumbres cotidianas. Pasa ya un año y siguen limpiando o sin empleo, por que o están muy preparados para el cargo o los años de estudio no son equivalentes al resido en el país. La frustración los invade, no existe un solo trabajo formal que se ajuste a los conocimientos que por años se dedicó a aprender.
En España la figura de autónomos viene a darle un empuje a la economía “semi formal” ya que cuando te contrata alguna compañía parece que eres pero no, solo ganas lo que generas en uno de los porcentajes más bajos jamás visto. Si no haces pues a final de mes solo te quedan dudas y gatos pirata los días siguientes. No hay garantías de nada por muy comprometidos que estén con la actividad que realicen. Le cambie el título al artículo una cuarto veces, por que definitivamente es un tema de resistencia y aguante, mi respeto a todo aquel que se identifique o conozca a alguien descriptor este breve artículo…