Cuando perdemos un trabajo y alguien nos dice: “Se positivo, una puerta se cierra, se abre otra”. Nuestra reacción es de incredulidad y seguidamente damos las gracias, porque comprendemos la buena intención del interlocutor; pero nos entran ganas de decirle: “Vete al carajo”.
Si te dicen: “Está en un lugar mejor”. Responde: “Vete al carajo”.
Si te dicen: “Ya aprobarás en septiembre”. Responde: “Vete al carajo”.
Si te dicen: “La medicina ha avanzado mucho”. Responde: “Vete al carajo”.
Si te dicen: “En mis tiempos esto no pasaba”. Responde: “Vete al carajo”.
Si te dicen: “Lo que imaginas se hace realidad”. Responde: “Vete al carajo”.
Si te dicen: “Sonríe y vive la vida con asertividad”. Responde: “Vete al carajo”.
Si te dicen: “No eres tú, soy yo”. Responde: “Vete al carajo”.
Si te dicen: “Cógete unas vacaciones”. Responde: “Vete al carajo”.
Pues sí, “vete al carajo”, porque la buena intención de las frases hechas se topan con el muro de nuestra realidad, la de estar hechos polvo, asustados, tristes, perdidos, etc. ¿Qué piensan, qué no sabemos frases motivadoras? No, no necesitamos a Coelho, ni a Chopra, ni la Biblia, ni el Corán, ni al cuñado que viene de la India, lo que necesitamos es un oído presto, o una compañía, o un apoyo, o la soledad, o llorar, gritar, pegarle a un saco y hacernos polvo los nudillos. Esas palabras escupidas por un indigno monarca a un sátrapa, que venía a decir “¿por qué no te callas?”, viene como anillo al dedo antes de mandar al carajo a alguien. No queremos discursos, ni palabras sin sentido, ni palabras con sentido, queremos sufrir, desgarrarnos o pillarnos una cogorza.
¿Qué le vas a decir a una viuda desconsolada que acaba de perder a su marido?, ¿qué le vas a decir a uno que ha sido desahuciado?, ¿qué a uno que le han dicho que tiene metástasis?, ¿qué le dirás al que ha perdido su hijo para siempre? Lo mejor es callar, estar, pero callados. En esos momentos a nadie le importa tu fe, tus creencias, tus experiencias; en momentos cruciales lo que importa es tu afecto, tu amor, tu respeto, eso y nada más que eso. Tiempo tendremos de hablar, de aconsejar, de irnos de marcha o de subir una montaña si hace falta.
Posdata: si te mandan al carajo quédate donde estás, en silencio, y ama, siempre ama, no pares de amar y de comprender.