Tantos pensamientos recorrían por su mente, tantas formas de quitarse la vida como venas recorrían por su cuerpo. Él no se sentía feliz solo quería acabar con aquello que le hacia estar así y aquello que le hacia sufrir era la vida.
Que paradoja más extraña, vienes al mundo para ser alguien, buscando un lugar para adaptarse a este extraño y curioso lugar, y simplemente eres un muñeco más de la sociedad guiado por los estereotipos y las modas. Pretendes encajar como pieza de puzzle pero tu sabes que no encajas aquí, que no te sientes bien que el mundo es demasiado pequeño y te sientes encerrado en un bucle que no tiene fin, estudias, trabajas y ganas dinero para poder vivir pero no puedes dejar de trabajar porque sin dinero no vives y sin dinero no eres nadie.
Los días pasan y los demonios de su cabeza no le dejan descansar no dejan de repetirle que se una a ellos y acabe con ese miedo y esa soledad.
De la guerra civil a los juegos del hambre