El pasado sábado día 18 de mayo, tuvo lugar, la celebración del festival de Eurovisión. No obstante, este año venía cargado de polémica. No tanto porque se llevase a cabo en un país que ni por empezar es europeo. Sino porque se trataba de Israel. Un Estado que en conflicto con Palestina ha cometido atrocidades. Sin ir más lejos la semana pasada cuando la aviación israelita bombardeo en la franja de Gaza.
Asimismo, aunque en la actualidad, Israel cuente con pocas simpatías a escala mundial. Sobre todo desde la izquierda ya que también se le suma a ello que represente a un fiel aliado de Estados Unidos en aquella zona del Oriente Medio. En su día no fue así. Todo lo contrario. Siendo los países socialistas los que mas ayudaron al joven Estado Israelí en su desarrollo.
Hay que entender una cosa muy importante. Después de la Segunda Guerra Mundial el pueblo judío había conocido el horror del Holocausto. De manera que la opinión pública internacional y, en especial, la europea se sentían responsables de aquello. Así pues le debían una especie de compensación moral. Y aquello se traduciría en una serie de aprobaciones en la ONU que darían legitimidad a unos asentamientos israelitas en Palestina que ya se habían dado a finales del siglo XIX .
El 14 de mayo de 1948 se constituiría el Estado de Israel, tras la salida de Gran Bretaña del territorio ya que era una colonia suya. Sin embargo, se dejaba sin resolver una cuestión que todavía sigue estando: el de la población palestina. Y si ahora tanto se la llora, como ya hemos apuntado más arriba, en aquél momento, exceptuando a los países musulmanes de su entorno nadie la tuvo en cuenta.
Es cierto que la Unión Soviética no era proclive al sionismo (nacionalismo israelita). Así como los demás gobiernos del bloque del Este. Ni mucho menos. Pero la buena imagen que poseía se le añadiría el contexto de la Guerra Fría. Contar con un aliado en el Golfo Pérsico era de suma importancia. A todo ello, se le sumaría también, la ideología del nuevo Estado que buscaba poseer una economía de tintes socialistas. En efecto, la existencia de granjas colectivas, los conocidos kibbutz evidenciaba aquello.
De esta manera, en la primera guerra que tuvo Israel con sus vecinos árabes, contaría con el apoyo de gobiernos comunistas como el de Checoslovaquia (actuales República Checa y Eslovaquia) que le proporcionaría material bélico así como voluntarios que combatirían junto a las fuerzas israelitas.
Entonces, llegados a este punto, ¿Como se ha ganado la pésima reputación que tiene hoy Israel? ¿Como ha pasado a ser tan odiada por la izquierda?
A la primera pregunta, basándonos en el historiador Tony Judt, se encontraría tras la guerra de los Seis Días en 1967. Después de aquella contienda, son evidentes las imágenes de ocupación que cometerían en Gaza y Cijosdania. Esto no significa que no se diesen antes. Todo lo contrario. La diferencia sería que desde entonces serían conocidas por los medios de comunicación la brutalidad de la ocupación, expulsión y creación de guetos que con esos imponentes muros que limitaban a la población palestina. En otras palabras. Ni el recuerdo de Auschwitz podría borrar aquellas atrocidades que quedarían en la mente de la opinión pública internacional.
Respecto a la segunda pregunta que nos habíamos hecho. También sería tras la Guerra de los Seis Días que Israel empezaría a girar hacía la derecha. Apostaría por una economía más capitalista o, al menos abandonaría, el intento de crear una sociedad basada en aquél socialismo agrario de los kibbutz de sus primeros años. Entre la sociedad israelí se produciría una radicalización. Animada ella por la agitación de sus nuevos gobiernos que eran marcadamente nacionalistas. A todo ello, Israel se acercaría cada vez más hacía los Estados Unidos.
Hay que tener en cuenta que en este país la población judía posee una fuerte influencia con sus potentes lobbys financieros. Tanto es así que se cree y se dice que un candidato que quiera presentarse para entrar en Washington tiene que contar con el beneplácito de la comunidad judía e israelita del país. Así pues, sus continuas guerras necesitarían de cuantiosos ingresos que pudiesen financiar a su ejército nacional. La URSS y demás países socialistas no se lo podían facilitar como antaño, por la mala reputación que estaba cogiendo así como la deriva conservadora de Israel. A su vez, Estados Unidos necesitaría ganarse a un aliado fuerte en una zona inestable pero crucial dentro de la situación internacional marcada por la Guerra Fría. Las dos salían ganando.
A modo de conclusión. Tus amigos de hoy, por tus acciones, no serán los mismos que los de ayer.