Quizás la gran mayoría de los fans de Juego de Tronos se decepcionaron con el capítulo final de la famosa serie. Sin embargo, me atrevo a decir que aquel al que no le gustó, es porque no lo entendió. De hecho, ese último capítulo está cargado de un simbolismo político muy poderoso, del cual podemos aprender mucho.
Y para ser más atrevido todavía: ese capítulo final fue un guiño tímido a la izquierda antisistema (no tradicional). Primero, por ser una crítica directa al fascismo: “El poder corrompe, y el poder absoluto corrompe absolutamente”. Segundo, que para lograr cambios reales en una sociedad, no basta con cambiar de liderazgos, es necesario cambiar el sistema. Sólo de esa manera, se puede romper con el juego de tronos (la lucha por el poder).
Daenerys Targaryen es una clara representación del fascismo. ¿Y qué es eso? El fascismo es una ideología totalitaria, muchas veces basada en un liderazgo mesiánico, que controla todos los poderes del Estado, y que se impone mediante el uso de la fuerza. El fascismo es populista: su líder se dice del pueblo, y que todo lo que hace es en beneficio del pueblo, y suprime a todos aquellos que se le oponen, mediante los medios que disponga; porque, al final, el fascista es un idealista, considera que sus objetivos son nobles y justos, y por lo tanto, se justifican los medios. Eso hizo Daenerys. Quizás, si eres liberal, pienses que la etiqueta fascista aplica muy bien para los gobiernos socialistas (Stalin, Mao, Castro, Chávez); y si eres socialista, pienses que eso aplica muy bien para los gobiernos capitalistas (Mussolini, Franco, Pinochet, Trump, Bolsonaro). En ambos casos, tendrían algo de razón, porque incluso el socialismo, según el marxismo, es una fase totalitaria (fascista) en la que se controla todos los poderes del Estado, para eventualmente dar paso al comunismo (la abolición del Estado).
Artísticamente, se hacen similitudes con el fascismo: la destrucción y genocidio de la gente de King’s Landing (Desembarco del Rey), mediante la deshumanización y culpabilización de la población (y las víctimas); el discurso agresivo y bélico de Daenerys frente a los militares, con un traje y un fondo oscuro. Ella, inclusive señala que su misión no ha terminado, y que pretende continuar su “liberación”, inclusive con el pueblo del Norte con el que combatió lado a lado. Esos son recursos extraídos directamente de la historia del nazismo. ¿Sabías que Hitler admiraba mucho a las sociedades inglesas y estadounidenses? Y aún así, luchó contra ellas.
Sumado a ello, es de considerar que Daenerys es alguien que vino de menos a más. Literalmente, pasó de tener nada, de perderlo todo, a poseer el ejército más grande y luego a la conquista del mundo. Es decir, que ella es como tú y yo: una persona normal que puede ser corrompida por el poder y las experiencias traumáticas de la vida. Su personaje nos enseña que cualquiera de nosotros es un fascista en potencia. Por ello, vale la pena recordar un famoso aforismo de Friedrich Nietzsche: “Quien con monstruos lucha cuide de no convertirse en uno. Cuando miras largo tiempo a un abismo, el abismo también mira dentro de ti”.
Jon Snow representa varias cosas. Primero, representa al hombre común, amable, humilde, pero especialmente, leal. Jon tiene una lealtad incondicional hacia Daenerys, su reina, inclusive sabiendo que lo que hace ella no es correcto. Las palabras de Tyrion Lannister, que a su vez representa la voz de la razón y la rebeldía, repercuten en la cabeza de Jon, instándolo a acabar con la vida de la nueva tirana. Jon representa el despertar de un pueblo engañado.
Pero también, el exilio de Jon Snow representa esa necesidad de negociaciones entre distintas facciones o grupos para alcanzar la paz. Por un lado, si Jon queda libre, eso provocaría la guerra; y si Jon es entregado a los inmaculados, provocaría la guerra. Teniendo en cuenta ello, el exilio era la solución lógica y sana. Además, Jon también representa lo viejo: no sólo es el legítimo heredero del Trono de Hierro, sino también un héroe de guerra, de un mundo viejo que se está demoliendo y que ya no es el suyo. Por ello termina con los salvajes, más allá del muro, porque debe quedar en el olvido.
Cersei Lannister, aunque es otra tirana, es diferente a Daenerys, especialmente porque es una tirana carente de ideología: una sátrapa que sólo busca su interés personal y de los suyos. Ella representa a los grupos de poder político y económico, bien sean individuos, partidos políticos o empresas.
El Rey de la Noche (The Night King) podría representar las graves amenazas que se ciernen sobre la humanidad, y para los cuales es necesario aliarse para enfrentarlo juntos, o de lo contrario, morir juntos. Es una clara referencia al cambio climático. Y muchos se oponen a apoyar dicha lucha, cómo lo hizo Cersei contra el Ejército de los Muertos y también Donald Trump al sacar a EE.UU. del Acuerdo de París.
Samwell Tarly, durante el Consejo de los Lores, hace una propuesta interesante: democracia. Pero todos se burlan. Eso es un hecho histórico. En la actualidad la democracia se da por sentado, pero hace algunos siglos era tenida por imposible, por utopía y, algunas veces, como sinónimo de caos. Así, su propuesta resulta rechazada por su contexto cultural, por lo que se recurre al sistema de monarquía electiva, algo parecido a las elecciones del Papa de la Iglesia Católica. Sin embargo, eso es más que suficiente para acabar con las guerras y el dolor provocado por el deseo de poder. La destrucción del Trono de Hierro por parte de Drogon simboliza la finalización del juego de tronos.
Tanto Cersei, como Daenerys, Arya y las muchas otras mujeres de la serie, representan el empoderamiento de la mujer, y no sólo como heroínas, sino como villanas también. Sin embargo, Arya Stark es el más claro ejemplo del deseo de libertad, de no aceptar la sumisión, especialmente las culturales. Además, ella es uno de Los Hombres sin Rostro, una “chica que es nadie”, alguien que podría ser cualquiera. Así, que Arya haya sido quien acabe con el Rey de la Noche, tiene mucho sentido: el deseo de libertad acabando con quienes quieren sumir al mundo en la oscuridad.
Con ésto último, entro finalmente a lo más interesante: ¿Qué representa Brandon Stark? Bran es elegido el nuevo rey de los ahora 6 reinos (el norte permanece independiente). Pero, en su reencuentro con Jon, éste le dice a Bran: “Mírate, eres un hombre”, a lo que Bran le responde: “Casi”. Asimismo, cuando esperan el ataque de los White Walkers (Caminantes Blancos) en Winterfell (Invernalia), también se define a Bran como “la memoria del mundo”. Es decir, con todos sus superpoderes reunidos, Bran no representa realmente a una persona, sino al conocimiento. Es decir, la elección de Bran como Rey significa que no se necesita un hombre o mujer como gobernante, que basta que los seres humanos nos organicemos con sabiduría, como lo hizo Tyrion en el capítulo final.
¿Y por qué no? Si eres capitalista y te da terror que los socialistas lleguen al poder, entonces lo conveniente es eliminar el poder. Si eres socialista y te da terror que los neoliberales lleguen al poder, elimina el poder. Si eres progresista-ateo y te da terror que los conservadores-religiosos tomen el poder, elimina el poder. Si eres un conservador-religioso, ya sabes, elimina el poder. Y así sucesivamente, en todo escenario, lo mejor para evitar los conflictos provocados por los juegos de tronos, es la eliminación del poder. ¿Es absurdo? ¿De verdad? ¿Quieres ser parte de aquellos que se burlaron de Sam? Quizás, sólo quizás, esa sea la solución para los graves problemas políticos y sociales que ocurren en el mundo, ya sea desde Venezuela, pasando por Libia y hasta Siria, y luego todo lo demás.
¿Rompemos la rueda?