En la actualidad hombres y mujeres de distintas edades, lugares y religiones nos debatimos en una constante lucha entre hacer y querer. No todo lo que hacemos lo queremos, y no todo lo que queremos logramos hacerlo.
Ya sea por una mera imposibilidad de medios (dinero o tiempo) o simplemente por no atrevernos a intentar algo diferente, que rompa esas paredes invisibles donde nos dejamos encerrar en la llamada rutina, quien muchas veces nos obliga a obedecerle por mandato de la responsabilidad. En ese recorrido nos vamos perdiendo nosotros mismos, y allí se nos pasa el tiempo sin ser o sin hacer, como queremos o lo que realmente queremos hacer. Yo, siempre he querido saltar en parapente, volver a sentir la adrenalina de subir una montaña.
Mientras tanto, estoy acá sentado, tras mi escritorio compartiendo un pensamiento con usted amigo lector, invitándolo quizás a soltar las responsabilidades que yo mismo aún no me atrevo pero que pronto haré, y ese pronto no se nos convierta en un “muy tarde para”. Nuestra principal responsabilidad debería ser la de vivir libres, felices y plenos siendo como queremos ser y haciendo lo que deseamos ser, ese debería ser el mandato para la humanidad.