“Perderse para encontrarse”; una frase muy típica que ya llevo años escuchando y no es hasta que te toca vivirlo que no entiendes lo que realmente significa.
La verdad tiene un significado muy bonito, yo diría que el más bonito de todos los significados porque no es literalmente “perderse”, como perdernos en un bosque o a mitad de una ciudad. Más bien se refiere a cuando estamos en un momento en nuestras vidas que tenemos cambios inesperados o realmente esperados y nos mantenemos haciéndonos preguntas constantemente. Algunas veces hasta culpándonos de cosas que pensamos que podríamos haber hecho mejor o de cosas que pudimos evitar. Todo eso es parte de una transición en nuestras vidas donde sentimos que por un momento todo se torna oscuro y muchas veces esos cambios son dolorosos. Ya sea la pérdida de un trabajo, de una relación, de una oportunidad, de una amistad, de un plan… etc.
Cada persona tiene una manera distinta de perderse a si misma. A veces simplemente estamos perdidos en nuestros propios pensamientos, en nuestras propias dudas, en nuestros miedos y así muchas cosas más.
El hecho es que cuando hablo de “encontrarse”; me refiero a encontrar una solución, una transformación, un nuevo pensamiento. Tomar esos malos momentos y usarlos para crecer en el interior. Todos tenemos derecho a crear nuevos hábitos, nuevas maneras de ver y vivir la vida. Admiro mucho cuando las personas realmente saben que están pasando por un proceso duro pero que encuentran la manera de convertir ese mal momento en una vitamina espiritual para regar el alma y los pensamientos.
Después de perdernos siempre habrá alguna manera de encontrarnos y siempre será desde adentro.