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Las Grandes Ligas Presidenciales

Omar Gutiérrez Omar Gutiérrez Seguir Jun 21, 2019 · 5 mins lectura
Las Grandes Ligas Presidenciales
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Mi abuelo, a sus setenta y chingazo de años, era un fan del baseball. No puedo recordar un día de partido en el que el no estuviera ahí sentado, analizando, quejándose, pendejeando a los jugadores y gritándole a la tele. Ese era su deporte favorito, siempre lo fue.

¿A qué voy con esto? A que a mi abuelo le gustaba demasiado el baseball porque era un señor de avanzada edad, y eso es lo que les gusta a los ancianos, esa madre. Ahora, yo no sé por qué les sorprende que su señor presidente electo, que es un pinche anciano, prefiera invertir cantidades exageradas de dinero en esa madre.

Según el economista (si, ya ponemos fuentes porque periodistas y esas cosas), Andrés Manuel va a invertir 500 millones en deportes como la caminata, el boxeo y, por supuesto, el deporte más aburrido del universo desde el golf. De esos 500, solo 350 serán para el pasatiempo favorito de los presidentes viejos.

Y realmente no hay problema en que se promueva el deporte en el país, el problema aquí es que se están invirtiendo cantidades literalmente millonarias en esa mamada, cuando el sector salud está cayéndose a pedazos. Como mexicano, estas totalmente consiente de que el sector salud (igual que el sector educación y todos los demás sectores) es deficiente; nunca hay medicinas, las citas con especialistas te tocan dos años después de que la pides, existe el riesgo de que no te quieran atender y te mueras en la entrada del puto hospital, etc. Ahora imagínate esa mamada, con menos dinero.

La página Infobae (más fuentes) presentó un artículo en el que se afirma que el dinero que le debería tocar al sector salud lo tiene retenido hacienda. ¿Por qué? ¿Qué chingados tienen que ver esos culeros con el sector salud?. Harto de esta clase de pendejadas, el director del IMSS, German Martínez Cázares, renunció al puesto, para después mandarle una carta a su señor presidente diciendo, en resumen, que es culpa de él, que está todo pendejo y que la gente se va a terminar muriendo en la calle. Con el recorte de presupuesto, el sector salud tendrá menos medicinas, menos equipos, menos espacio para la gente enferma, etc. ¿se acuerdan de la edad media? Esa donde todo mundo se moría por estornudar unos al lado de otros. Bueno, abróchense el cinturón.

Es cierto que existe una enorme inconformidad por tales decisiones, pero aquí la cuestión no es porque el presidente hace tantas pendejadas. La verdadera pregunta es ¿Por qué les sorprende? Independientemente de que haya tardado milenios en acabar la universidad, de que hable con el culo, de que solo le eché la culpa a las administraciones pasadas, estamos olvidando el punto más importante: es un pinche anciano. Si tú pones a un perro a dirigir un país, no lo va a hacer. Va a ladrar, a romper los muebles, a orinarse por todos lados y a comerse su vomito. Lo mismo pasa aquí. Si pones a un anciano a dirigir un país, no importa lo preparado que tú ingenuamente creas que está, él va a hacer cosas de anciano como dormirse temprano, divagar en transmisiones a nivel nacional, echarle la culpa a otros de sus pendejadas, ser necio y no admitir que la cagó, pasársela chido en fonditas y congales comiendo con su señora y, por supuesto, apoyar con el dinero del pueblo ese deporte que hace que su anciano corazón lata.

Desde que empezó su mandato ha habido queja tras queja por una parte. Por otra, hay un apoyo incondicional por parte de las personas que lo consideran el nuevo Moisés azteca, aquel que nos llevara a la tierra prometida. Pero los hechos no mienten. No tengo una postura en contra del señor, tampoco a favor, me vale una verga entera lo que haga (no es como que pueda hacer algo al respecto de igual forma), sin embargo, esta clase de acciones te hacen dudar de la coherencia y la lucidez de sus decisiones. Olvídate de que le exigió disculpas a los españoles por la conquista, olvídate del ridículo que hace todos los días en las mañaneras, olvídate de que dice las palabras mal (recordando que a Peña jamás se lo pudimos perdonar). Apoyar a un deporte que, en mi opinión, esta aburrido como la chingada, en vez de tratar de alivianar esa gigantesca trampa mortal llamada sector salud, está un poco pasado de vergas.

Pero no los culpo. Yo entiendo que, después de casi veinte años de campaña, les endulzó el oído con palabras tiernas de amor incondicional. Como aquella mujer a la cual convencieron de coger, pregonándole palabras de amor eterno, dedicándole canciones de la arrolladora y asegurándoles que, después de una incontable lista de amantes ingratos, él era diferente. Ahora, a unos meses después del inicio su mandato, al menos uno de ustedes, de los que creyeron en él, se deben sentir decepcionados, pensando que no les dieron nada de los que les prometieron, que ese no fue el amor que les habían jurado y que no pueden sentirse más usados y engañados después de que se vinieron en sus caras para después preguntarles “¿Cuál es tu dirección para pedirte un uber?”.

El punto de esto, ya para terminar, es que no debemos sorprendernos por las malas decisiones, la mala ejecución y la falta de racionalidad en las ideas de nuestro ya avanzado en edad señor mandatario. Ya seas seguidor o no, espera cosas de este mismo calibre, porque a él no le importa mejorar el país, no le importamos tú o yo. Él solo quería conseguir una cosa, y ya sea por orgullo o por sed de poder, lo logró. Y así vendrán más desvaríos, mas pausas prolongadas tratando de recordar lo que iba a decir, más ideas tontas, incontinencia y senilidad, porque esas son las cosas que los pinches viejos hacen.

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Omar Gutiérrez
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