El espacio de los comunes e, incluso Podemos a nivel nacional, han reivindicado que en Cataluña se ubican en una tercera posición. Por empezar eso es alejarse de la realidad. Porque en todo problema siempre hay dos caminos. El de la afirmación o el de la contrariedad. SI O NO. A pesar del lenguaje posmoderno del “buen rollo” y del tener una opinión intermedia entre blanco o negro. La vida, por desgracia, hay que elegir. Más que nada porque las personas crecen, viven y mueren con unos ideales marcados. También los del defienden lo anterior. El creer en la nada ya es creer en algo.
Dicho esto. En Cataluña, la política se decanta en un dilema desde el 2012. El estar a favor o en contra de la independencia. Por lo tanto, no valen las medias tintas. Porque hagas lo que hagas te decantarás hacía un lado u otro.
Y es que en el acto fundacional de los comunes. Se aprobó por mayoría la propuesta de apostar por una “República social, democrática y ambientalmente justa” que “quiere compartir soberanías con un Estado plenamente de carácter plurinacional”. De esta manera, aunque estén por un referéndum, defienden que Cataluña siga formando parte de España (Republicana y (con)federal). Circunstancia defendida por Pablo Iglesias y Alberto Garzón en varias ocasiones, entre otros lideres de Unidas Podemos.
Así que el cuento ese de encontrarse en un intervalo entre los que defienden España y los que quieren separarse de ella. Se cae por si solo.
Bien sabido por el independentismo, que en muchas ocasiones, de igual manera que los españolistas, han acusado a los comunes de Ada Colau de ser unos ambiguos.
Si es que el ámbito de convergencia y, en especial, ERC ha aplicado, durante los cuatro años de legislatura de la activista antidesahucios, una dura oposición. Desde su voto en contra al proyecto del tranvía, presupuestos y proyectos sociales como el de vivienda hasta en los asuntos relacionados con el tema del procès.
No vamos a entrar en que era imposible el pacto a tres que proponía Ada Colau entre el PSC y ERC. Así pues…que debió haber hecho BCN en Comú? Haber aceptado que Maragall fuese el alcalde. Y pasar ella a la oposición justificando que su intención de un tripartido de izquierdas, al fracasar, pues dejaba gobernar a la listas mas votada (ERC) y no entrar en su gobierno. Porqué el haber preferido ser alcaldesa de nuevo con los votos de Manuel Valls, dentro del mundo independentista, no lo perdonarán jamás.
Ya que, desde la Segunda República, no ganaban en Barcelona. Simbólicamente el hacerse con el consistorio hubiese sido un triunfo para el independentismo. Además de que se trata de la capital catalana. Esto también sirve para el bando constitucionalista.
De ahí la concesión de los tres votos de Valls que han otorgado, a “cambio de nada”, la alcaldía a Ada Colau. El entrecomillado viene porque si que ha habido un pacto indirecto. El haber elegido el mal menor con tal de que el independentismo no se hiciese con la alcaldía. Esto ha enfurecido a este bando. Cuya rabia se pudo apreciar, el pasado sábado día 15 de junio, cuando le abuchearon además de llegar a pequeños momentos de tensión con los seguidores de los comunes que fueron a Plaza Sant Jaume a mostrar su alegría por la reelección.
Sin centrarnos en lo hipócrita y contradictorio que es el haberse apoyado con los votos de un nombre como Manuel Valls, que no es solamente que represente los intereses de las élites barceloninas, los cuáles, Ada Colau pretendía “atacar”, sino las políticas neoliberales y gitanofobas que aplicó cuando fue primer ministro de Francia. Es repugnante y más, aún el cinismo con el que lo defienden sus seguidores…
Pero, las consecuencias de dicha acción, produce una lástima más lamentable.
El haberle bailado el agua a un nacionalismo catalán durante cuatro años, pensando así que les caerías en gracia, pues que sepas que ahora te desprecia…llamándote butiflers o españolistas camuflados. Que Bobainas eres Ada Colau!
Acoso