Arte en llamas

En una fecha sin mayor importancia, un día que parecía el siguiente de una rutina. Pero al encender el televisor o alguna red social, La catedral de Notre Dame, en todas las pantallas, pues eras la protagonista de cada actualización, cualquier noticia, y entonces empecé a contemplar en las imágenes donde el fuego recorría por tus paredes, puro fuego que ardía debilitando allá donde rozaba el calor. Sin embargo, en aquel instante no me cuestioné, ni tampoco pensé en las gárgolas, no pensé en la historia que siempre me contaron desde los inicios de mi vida, esa que se nombra “el Jorobado de Notre Dame”, tampoco quise pensar, en todo lo que perdíamos, tan solo podía ver a través de una pantalla, pues mi ser no quería creerse semejanza; mientras mi interior gritaba, suplicaba tan solo quería pensar que era un montaje, pero el fuego empezó a devorarte, quitándote tu belleza tu inocencia, tu luz de paz y armonía que siempre nos regalaste, tu sentido, tu vida, mientras el humo nublaba tú dolor; sin embargo en aquellos muros que intentaban desistir del calor; pero la marea de las llamas se acercaron, uniéndose hasta crear un pequeño infierno que te devoraba; acechándote, recubierto como una manta de lumbre por toda tu cúpula, tan poderoso que terminó por derrumbarte, dejando por el suelo, cualquier rumor, cualquier vivencia de esos muros, cualquier mito, muriéndote, mientras presenciamos el final de tu caída, y ahora no te hallamos más que en unos escombros. Seguro que volverán a reconstruirte, y a pesar que te sientas incompleta por todo lo perdido, sintiendo que tienes un vacío que nadie podrá llenarte, pues se amputó una gran parte de tu brillo, de tu sonrisa, pero algún día ese vacío se disipará y volverás a estar tan radiante como siempre estuviste. Y entonces te levantaremos y con ello tu brillo volverá a resurgir de ese montón de cenizas en la que te habías convertido.