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Lejos o cerca

Surge Surge Seguir Jul 03, 2019 · 3 mins lectura
Lejos o cerca
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Dentro de nuestros límites, siempre juega un rol trascendental la distancia. Si quiero hacer algo, pero es muy lejos, simplemente no asisto. Por este motivo, “armamos” nuestro plan de vida, acorde a nuestra medida.

Cerca ó lejos. Así medimos nuestras posibilidades y objetivos. Siempre nos fijamos en el ¿cuánto falta? Ó ¿cuán lejos es?

De igual modo sucede en nuestra relación con Dios. Si Él está lejos, elegiré no ir. Sin dudas ese sería el mayor de los problemas: sentir a Dios, lejos mío; cuestión que NUNCA (con la mayor fuerza de cada una de estas letras) será posible, ya que Él permanece a nuestro lado, sin importar circunstancia alguna.

Ahora bien, por otro lado, el que puede estar lejos, que es totalmente lo opuesto, es uno mismo. Si yo estoy lejos de Dios, no habrá manera de acercarme (incluso si la distancia de una Iglesia fuere de unas pocas cuadras).

¿Por qué puedo permanecer lejos suyo?
Porque no me perdono, porque mis deseos e impulsos me alejan cada día un poco más, porque me centro en mis preocupaciones, porque… En esencia, no hago partícipe de mi vida a Dios. Con Él presente momento a momento, podré entregarle mis impulsos, mis deseos, y discernir de dónde proviene cada uno, para no obrar equivocamente.
Es realmente muy claro. Si estoy lejos suyo, es porque no estoy obrando bien. Toda barrera que me aleje o me impida llegar a Su Encuentro, es producto del mal en mí.

No obstante, lo maravilloso de esta situación que se nos puede presentar a diario, es que este posible “mal” se esfume en tan sólo segundos, al poner en presencia de nuestro Padre, nuestras sensaciones y pensamientos.

Acercándonos… Vemos que para dejar la distancia que impide llegar a Dios, es necesaria una renuncia a lo que nos hace, con total claridad, daño.

La renuncia, genera felicidad. Incluso me animo a decir que la clave de la felicidad, es renunciar.
No puedo estar cerca de Dios, si sigo jugando con aquello que me aleja. Será un “tira y afloja” constante que acabará por desgastarnos al máximo.

Dios no nos pide imposibles, de hecho, lo imposible para nosotros, es para Él, una certeza de cumplir.

Dios es experto en aportar herramientas útiles. Cuando estamos cerca de Él, más al alcance tendremos todo para continuar en Su Presencia.

Asimismo, Él sabe qué nos gusta, qué nos apasiona, qué nos entusiasma. Si algo de esto, es en realidad nocivo, nos enseñará a dejarlo. Sino, y es provechoso para el bien que podemos desempeñar, más nos proveerá, de lo que disfrutamos hacer.

De esta manera, para aquellos que se abandonan en la idea de que Dios es lejano, prestemos atención a las palabras de un gran profeta, Jeremías (23, 22-24):

“22 Si hubieran asistido a mi consejo, habrían proclamado mis palabras a mi pueblo, lo habrían hecho volver de su mal camino y de la maldad de sus acciones.
23 ¿Acaso yo soy Dios sólo de cerca -oráculo del Señor- y no soy Dios de lejos?
24 ¿Puede un hombre esconderse en un lugar secreto sin que yo lo vea? -oráculo del Señor- . ¿Acaso no lleno el cielo y la tierra? -oráculo del Señor-“.

No podemos dudar. Dios está cerca. Y si abrimos un poco más lo que nos estalla en el pecho, no tan sólo estará cerca, sino que podremos saborear el dulce interminable, de Su Presencia constante.

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Escrito por Surge Seguir