Te desnuda totalmente frente a una nueva situación, en la que te acabas de enterar, apenas abriste los ojos de tu último pestañeo. Te quita las herramientas de las manos, esas que estuviste años construyendo. Te desequilibra totalmente del piso y, te hace creer que cualquier paso en falso te puede hacer caer hacia el abismo, ese que ves cuando miras hacia abajo. Nunca habías visto un lugar tan profundo y oscuro pero, a la vez sentir el suelo tan pegado a tus pies. Sentís una gran pesadez en la mente, como si cualquier cosa te tirara para abajo.
De pronto te das cuenta (o no) que dejaste de escuchar tu voz interior, porque una nueva te abraza. A medida que la vas dejando, comienza a tomar progresivamente la forma y melodía de tu voz, hasta adueñarse completamente de tu cabeza. Se encarga de tenerte solo para ella, y alejarte de las personas que creías necesarias en tu día a día. Te hace pensar que sólo lo que ella diga es lo real, la realidad.