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Demencias del hambre

Edzna M.H Edzna M.H Seguir Aug 22, 2019 · 1 min lectura
Demencias del hambre
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Su alma lamentaba a gritos. Imploraba por más. ¿Más de qué?. Dejó sus nudillos caer contra el suelo mientras gotitas de sangre resbalaban de sus suaves labios rotos. Queremos más.

Levantó su cuerpecillo del suelo, vio sus manos y les suplicó que hicieran algo, ¿pero qué?

Inhalar palabras. Inhalar mundos enteros con sus ojos. Por el amor del creador, que alguien le de más a esa alma en pena, por favor, pero primero dejad que se arrastre en sus recuerdos.

Sobrevive con los rastros de las últimas letras que tus pestañas besaron.

Dejad que la criatura penosa pase por la muerte para que así pueda despojarse de ella.

Dejó sus labios secar. Dulces coágulos rojos que algún vampiro bebería con amor.
Dejó sus dedos desdoblar temblorosos.
Dejó sus ansias dementes y levantó la cabeza en busca de la primer palabra que hubiera en la habitación.

La vió y respiró de ella. Amó cada curvatura en el fondo azul claro. Escuchó los susurros caminantes más atrás de sus ojos. Las voces gritaron, pedían más.

“Calladlas de una vez.”

El silencio nació y de tal plenitud pudo percibir una voz sin exigencias humanas.
Esa suave voz del Monsieur tomó el lugar del silencio.
“Venid con nosotros. No perteneces a esto, jamás lo harás.
Habrás fingido lo que quieras durante un siglo o dos, pero al final de los tiempos tampoco pertenecerás a ellos porque no eres de ningún lugar.

No perteneces al mundo que deberías porque perteneces al nuestro. Venid con nosotros si vuestro corazón en buenas manos deseas. Amad la pasión que hace tu sangre suspirar. No es mala como ellos dicen. Venid con vuestros hermanos, en las tinieblas del color.

Os suplico, vuelve a casa. Donde perteneces.”

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Edzna M.H
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