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Esferas de cristal

Edzna M.H Edzna M.H Seguir Aug 23, 2019 · 1 min lectura
Esferas de cristal
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Entre los besos del viento se dice que el amor lo cargamos dentro de nuestras almas en pequeñas esferas de cristal. Así es, todo el amor que pueda existir, lo llevamos en el bolsillo, pero para sobrevivir y poder respirar, nos vestimos con una séptima parte de aquella esfera.

Y somos felices acompañados o solos, no necesitamos muchas esferas para sentirnos completos, en realidad lo que cargamos es más que suficiente, pero siempre esperamos a que alguien nos de su esfera y nosotros darle la nuestra, total y entera sin divisiones ni filtros porque creemos fielmente que el amor propio no es tan reluciente en comparación de cuando alguien externo te lo da.

Cargamos con todo el amor del mundo desde el momento de soltar el primer llanto y es por eso que nos acostumbramos a que está ahí, nos acostumbramos a ignorarlo y dejar de pulirle y le olvidamos con el tiempo indiferentemente hasta que alguien más olvidadizo que tú te ofrece su esfera a cambio de la tuya como si fuera un cambio de neumáticos con tal de sentir la sensación de tener algo nuevo.

Y he aquí cuando causamos el fallo del sistema celestial. No se trata de un intercambio de corazón por corazón, alma por alma, piel por piel, esfera de cristal por esfera de cristal. El amor no es una casa de empeño ni un bazar. Es más como la ciencia: debes mezclar, unir, revolver, fundir, experimentar hasta que se cree el equilibrio. Porque las esferas se rompen si se les intercambia o filtran. Están diseñadas para la adición o para la eterna individualidad.

Deben unirse a otro cristal y hacer juntos una esfera aún más grande y compartir el interior.

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