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La Flor que Amaba el Fuego

margarita.mejia.g000 margarita.mejia.g000 Seguir Sep 02, 2019 · 4 mins lectura
La Flor que Amaba el Fuego
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Había una vez una delicada Flor que padecía de frío cada vez que llovía, pues su follaje era frágil y delgado, no era fuerte como el de otras flores que le permitía soportar el frío del invierno. Cada vez que se acercaba el invierno o la lluvia la delicada flor temblaba de frío y no tenia nada a su alrededor que le sirviera para calentarse.

Una noche divisó un fuerte resplandor brillante a lo lejos y se dio cuenta que poco a poco ese brillo se iba acercando y haciéndose más intenso, la flor noto que el frío comenzada a ceder y en su lugar se sentía un viento cálido que llegaba hasta donde se encontraba ella, más al cabo de un tiempo, todo quedó en penumbras y el terrible frío regreso a congelar a la frágil flor.

Las flores cercanas le decían:- ¿Por qué eres tan débil? ¿Es que tu follaje no te cubre del frío? -Siempre estás temblando de frío, eres muy delicada.- Ella solo callaba y contemplaba el fuerte follaje de aquellas flores, pero su follaje era distinto, tenia un aspecto tan suave y delicado que la hacia más vulnerable a aquel intenso frío.

Durante la siguiente noche del invierno volvió a divisar aquel potente resplandor y la brisa cálida que llegaba desde la dirección de la brillante luz, cada vez le parecía más hermosa e intrigante aquella luz, que le hacia sentir cálida y reconfortada, ya que cada vez que se acercaba esa luz intensa ella sentía menos frío.

La mañana siguiente se veía una gran columna de humo, todas las flores susurraban sobre aquellos acontecimientos con asombro y temor, pero la delicada flor esperaba con anhelo que llegara la noche para ver ese hermosos resplandor de aquella luz brillante que le proporcionaba tanta calidez y esa agradable sensación al ver el brillo del extraño resplandor.

Todas las flores comentaban:- ¿Vieron lo que hizo el fuego anoche? - Sí, está destruyendo todo el bosque- respondió una de las flores, que horror si se acerca más nos hará daño- no lo podemos permitir- comentaban entre ellas; así que las flores y las plantas comenzaron a mover sus raíces para crear un corta fuegos y alejarse del peligro inminente, sin embargo, la frágil flor no quiso mover sus raíces y alejarse de aquel lugar, sabía que solo esa extraña luz llamada fuego era lo único que la protegía del frío del invierno.

Al caer la noche una vez más la delicada flor miró como aquella intensa luz se acercaba cada vez más con su cálida brisa, ahora se había convertido en un fuego ardiente; el fuego observó que el resto del bosque había huido y que solo se encontraba una pocos arbustos demasiado viejos para mover sus raíces y aquella frágil flor.

El fuego se detuvo en su camino y le pregunto a la flor:-¿Qué haces aquí tan sola? Por qué no has huido con el resto de las flores?, ella le respondió: Te estaba esperando- ¿A mí? le pregunto el fuego con asombro: ¿No sanes quién soy? Sí, respondió la flor con firmeza- eres mi hermoso fuego, te espero cada noche- El fuego desconcertado le dijo: ¿Realmente sabes quién soy y no me tienes miedo como todas las flores?- ella le respondió con dulce voz: eres mi hermoso fuego, el único que me protege del terrible invierno, cada noche te espero aquí en este mismo lugar para sentir tu agradable calidez y la belleza de tu luz.

El fuego estaba totalmente sorprendido, nunca le habían dicho palabras tan amables, pues todos corrían asustados ante su arrolladora presencia y ahí estaba ante él una frágil e indefensa flor fascinada por su luz y su calidez.

El fuego quedo prendado de la dulzura de aquella flor y le dijo: volveré cada noche a abrigarte con mi luz y mi calor para que no te cause daño el inclemente invierno- y así lo hizo durante un tiempo, pero el bosque continuo huyendo y el fuego se quedo sin tener como arder para poder brindarle calor a la frágil flor.

Los dos al darse cuenta de lo que sucedía se entristecieron, pues el fuego sabía que si no ardía cerca de su amada flor esta moriría de frío y la flor sabia que sin el bosque el fuego se extinguiría, así que la flor le dijo al fuego: Antes de partir a buscar otro bosque te pido que me des un beso de despedida para recordar tu calidez; ellos estaban convencidos que su profundo amor los protegería de causarse daño mutuamente.

El fuego temeroso pero fascinado se acercó a besar a la flor, entonces la delicada flor comenzó a arder y el fuego lloraba desesperado por no poder evitar quemar a su amada flor con sus intensas llamas, ella le dijo al fuego: amado mio no te inquietes por mi, ahora nunca más padeceré frío y tu hermosa luz y tu calidez estarán eternamente en mi corazón- y con esas palabras la delicada flor desapareció entre los ardientes brazos del fuego.

Desde aquella noche el fuego prometió nunca más acercarse a una flor, pues sabia que al hacerlo por mucho que le amara terminaría quemando sus delicados pétalos y la consumirían sus intensas llamas.

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