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Notas sobre Séneca: De la brevedad de la vida

Karen Delgado Karen Delgado Seguir Sep 05, 2019 · 4 mins lectura
Notas sobre Séneca: De la brevedad de la vida
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No tenemos tiempo escaso, sino que perdemos mucho. La vida es lo bastante larga para realizar las cosas más importantes y se nos ha otorgado con generosidad, si se emplea bien toda ella. Pero, si se desparrama en la ostentación y la dejadez donde no se gasta en nada bueno, cuando al fin nos acosa el inagotable trance final nos damos cuenta que pasa una vida que no nos dimos cuenta que estaba pasando.

No recibimos una vida corta, sino que la hacemos corta. No somos menesterosos de ella sino, derrochadores.

La vida si sabes usarla es larga.

A muchos los detiene el sentimiento de la suerte ajena o la queja de la propia.

De la vida es escasa la parte que vivimos, porque el espacio restante no es vida, es mero tiempo.

Aquel hace justicia pero no se reivindica a sí mismo.

Nunca se asombraran bastante de esta ceguera que cubre a los hombres […] dejan a otros adentrarse a sus vidas, dejan que otros se adueñen de ella.

Vemos que has llegado al termino de una vida humana, alcanzas los cien años o más allá. Haz que tu vida eche las cuentas, de ese tiempo extrae: cuánto se ha llevado el acreedor, cuánto el patrono, cuánto el cliente, cuánto el pleito con la esposa, cuánto los desplazamientos por la ciudad para atender compromisos, añade las enfermedades que artificialmente nos ocasionamos, añade lo que tiramos sin usar, verás que tenemos menos años de los que cuentas.

Repasa contigo mismo en tu memoria, ¿Cuándo haz estado seguro de tus planes? ¿Qué jornada entre tantas ha resultado como proyectabas? ¿Cuándo haz estado a disposición de ti mismo? ¿Cuándo la expresión de tu cara ha sido la que debiera? ¿Cuándo el ánimo estuvo sin miedo? ¿Qué labor tienes acabada en tan corto periodo? ¿Cuántos han despedazado tu vida sin darte cuenta de lo que perdías? ¿Cuánto te ha quitado el sentimiento vano, la alegría estúpida, el deseo ansioso, las relaciones linsojeras? Qué poco de lo tuyo se te ha dejado. Comprenderás que vas a morir prematuramente.

Oirás a la mayoría decir: a partir de los cincuenta me retiraré a descansar, los sesenta años librarán de obligaciones, pero, ¿A quién tomarás que te avale la vida como bastante larga?, ¿quién dará permiso a que salga como dispones? […] Qué tarde es vivir justamente cuando hay que dejarlo.*

Y es que una vez que las palabras ya brotaron los sentimientos se deslizan de nuevo a lo acostumbrado.

Nuestra vida aunque alcance los mil años se reduce a algo de lo más estrecho, esos vicios… no hay periodo de tiempo que no devoren.

Todos están de acuerdo en que ninguna cosa se puede platicar con un hombre ocupado.

Un espíritu agobiado no asimila nada con profundidad.

Para vivir hay que estar aprendiendo toda la vida. […] Toda la vida hay que estar aprendiendo a morir.

Revisa y calcula los días de tu vida, verás que en tus manos quedan muy pocos y desechables.

Cada cual acelera su vida y padece añoranzas del futuro y hastío del presente.*

Todo ya se conoce, todo ya se ha experimentado hasta la saciedad, del resto, que la pura suerte disponga como quiera.

La vida está ya en seguro a ella se le puede añadir, no sustraer nada; y añadir, será como poner algo más de comida al harto lleno, toma lo que ya no desea.

No tienes porqué pensar en razón de sus canas y arrugas que alguien ha vivido mucho tiempo, ese no ha vivido mucho, sino que ha estado ahí mucho tiempo.*

Las pensiones, los subsidios, la gente los recibe con mucho cariño y en ellos invierte su esfuerzo, su trabajo, su empeño. Nadie aprecia el tiempo,se le maneja con soltura como si fuera gratuito.*

Hay que guardar con cuidado aquello que no sabes cuándo habrá de faltarte.

Llegará ante tanto la muerte, para cuando, lo quieras o no, tendrás tiempo de sobra.

El desperdicio más grande de vida es la avilación, ella anula cada día que se va presentando, ella escamotea lo presente en tanto promete lo de más allá. El mayor estorbo de vivir, es la expectativa que depende del mañana y pierde lo de hoy. Dispones lo que está en manos de la suerte, abandonas lo que está en las tuyas. ¿A dónde miras?, ¿a dónde te orientas? Todas las cosas venideras quedan en la incertidumbre.

La vida se divide en tres momentos: el que es, el que ha sido, el qué será. De ellos, el que recorremos es poco, el que vamos a recorrer es dudoso, el que hemos recorrido es seguro.*

He añadido un asterisco al final de cada nota que me ha encantado.

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