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Daniela Castillo Daniela Castillo Seguir Sep 17, 2019 · 1 min lectura
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Exactamente seis meses después de la tragedia todo era increíblemente igual, cerca de las seis de la tarde la llovizna empañaba los vidrios de la ventana que tenía a la izquierda mientras los últimos rayos del sol generaban a ese momento un aspecto algo desolador, sentía como el dolor de los acontecimientos recientes calaban en el alma, donde no puede ser señalado ni explicado; chocolate amargo al cual el paladar ya estaba acostumbrado, pues desde aquel día, hace seis meses que todo lo dulce había salido de la vida. El pasar de las horas esperando a quien no habría de llegar, o que cuando lo hiciera, solo iría a lastimar; la tortura de la mentira de no querer dañar bien disfrazada bajo unas lágrimas falsas que solo pretendían engañar, ni siquiera era capaz de asumir la realidad y prefería ver sufrir a alguien en lugar de mostrar una pizca de misericordia a quien por tanto tiempo mantuvo dentro de una burbuja de engaño total; discerniendo entre lo que sentía y podía hacer para cambiar, y los consejos de quien nunca debía opinar. El corazón era más fuerte de lo que el tiempo había hecho marchitar, lentamente entre recuerdos y lágrimas de verdad, el alma podía seguir allí pero ya no la sentía dentro de si, sino al lado de aquella persona que hace seis meses la destrozó para “vivir”.

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Daniela Castillo
Escrito por Daniela Castillo Seguir