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Un romance bajo cero

Juan Wallis Juan Wallis Seguir Oct 02, 2019 · 3 mins lectura
Un romance bajo cero
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El silencio era lo que más gritaba tu ausencia. No puedo dormir, y el silencio, grita en mi cabeza como si quisiera salir, como si quisiera escapar de mí hasta la última partícula de mi puta existencia. Ese silencio, oh, como mata.

Perderte no pasó como esperaba, siendo sinceros, nunca me lo esperé. Sabía que era una posibilidad, pero no estaba listo. Como te conocí, dios, que hermosa estabas, perfecta, solo para mí… al menos eso creí. Tenías a alguien más, pero como podría negar la obsesión que me daban tus labios, como podía verte y no sentir ese deseo, ese maldito deseo de hacerte mía con cada parte de mi cuerpo, como luchaba por verte con esa sonrisa, esa maldita sonrisa que se roba cada mirada de cada puto cuarto al que entras, con ese cuerpo, con esa cara, con esos ojos, maldita sea, esos ojos. Cuando los vi, me perdí. Es la verdad.

Supongo que escribo para ti, supongo que eventualmente quiero que leas esto y recuerdes cuando me conociste, y todas las cosas que dijiste. Quiero que pienses en mí mientras lo ves, mientras lo besas. Quiero que sepas que soy tan tuyo como tu mía en estas palabras. Quiero hacerte mía en cada línea, desnudarte con cada letra y morir contigo en ese trágico punto y final.

Eres y serás tú, solo tú. Sé que ya no estamos juntos amor, pero es que el amor que compartíamos era tan perfecto, era tan ideal, en teoría. Pero en la práctica, era muy jodido que funcionara como queríamos. Yo, un idealista romanticón que cree que puede salvar a la chica que ama de las garras de demonios que le hacen daño en su cabeza. Tú, una pragmática empedernida en decir que por toda tu experiencia, te iba a fallar, no importaba lo que dijera, no había nada que pudiera hacer cambiar tu parecer. Me diste 9 hermosos meses, donde pude mostrarte lo ideal que sería que no fueras tan práctica. Fue como un hermoso bebé, que creamos entre nosotros, con meses malos y días malos, pero con los primeros 6 tan hermosos como creímos que serian.

Fui un idiota en pensar, que un amor como el que queríamos crear duraría tanto, algo así como toda la vida. Creo que tenía fecha de caducidad, o al menos eso dijiste tú, un año amor, eso querías, eso tuvimos. Un amor que se quedó congelado por la frialdad con la que lo tratamos, yo en teoría, y tú en práctica. Un amor tan perfecto que solo existe en los cuentos de hadas, un amor que quería darte, pero no supe cómo hacerlo. Y aún así, lo intentamos. Creo que, si algo te llevas de aquí, amor, es que lo intentamos, una y otra vez, y lo haría de nuevo, porque mi cuento de hadas eres tú, aunque no funcionara.

Si algo puedo darte a través del tiempo, que sea esto, que sea lo eterno de mis palabras en tu piel, de mis letras en tus labios, y aunque el camino que escogiste no es mío para seguirte, recuerda que desde donde estoy te veo, y que al final del día solo deseo que tengas unas buenas noches, y recuestes tu cabeza sabiendo que eres amada, donde sea que estés mi luna de capricornio. Esto es para ti. Descansa amor, la vida no es fácil, pero espérame que llegaremos juntos hasta el final, espérame nena, que todo tiene solución y volverte a ver será mi intención, incluso si es solo mirando la misma luna, yo desde mi cama y tu desde donde sea que estés. Buenas noches mi niña.

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Juan Wallis
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