Miro las fotos un montón de veces y me parece increíble no haberla notado antes pues es una mujer con una belleza decididamente singular; posee una piel color trigo que hace contraste con sus exóticos ojos heterocromáticos que son su atractivo principal, azul y negro, sí, son una combinación extraña y bastante llamativa como para no haberme dado cuenta antes de que ella, en segundo, primer plano, incluso en tercero, era la protagonista de todas mis fotografías.
Pasaron los meses y sólo podía mirar las imágenes capturadas una y otra vez, a la espera de la próxima exposición de arte con la esperanza poder verla allí.
Dos meses más, uno de los artistas más cotizados de la ciudad había esparcido el rumor de su próximo evento, una exposición de fotografía, mi momento, pensé, y decidí que era imposible que faltara a ese lugar.
Llegué vente minutos tarde y a pesar de aún ser temprano, el evento estaba en su máximo apogeo.
Ronde por varios minutos saludando a viejos amigos y tomando algunas fotografías, con la esperanza de encontrar su rastro en ellas pero no, en ningún momento mi lente capto su presencia. Dos horas más tarde estaba buscando una copa de champán y algunos aperitivos para pasar el rato cuando me topé con la diosa misma.
Vestida de un inigualable Channel de piel de durazno color vino, con hombreras delgadas color plata y tan largo que cubría sus piernas por completo, el vestido ceñido a su cintura le daba un aire voluptuoso pero elegante a su cuerpo, con un escote en V oculto discretamente por un collar de rubíes y zafiros.
Su belleza seguía siendo tan impactante como en las fotos, pero fue su actuar lo que me dejó sinceramente anonadado.
Me miró tan fijamente como yo a ella y sin apartar la vista alzó su copa como queriendo invitarme a brindar con ella, me guiñó un ojo, el azul, con tal delicadeza digna de semejante grandeza y porte elegante de una bella dama; y se fue, desapareció en sólo un parpadeo y me cuestioné por años si realmente ese pequeño momento había existido porque jamás la volví a ver.
Querida soledad