política, igualdad, sociedad,

Subversión de conciencia boliviana

AnarcoVaca AnarcoVaca Seguir Nov 22, 2019 · 4 mins lectura
Subversión de conciencia boliviana
Compartir

La coyuntura política de Bolivia se ha convertido en un tema de debate que definitivamente genera una polarización desmedida en la que, hasta el momento, no se percibe ninguna propuesta que realmente impulse la justicia social.

Por un lado, encontramos al gobierno de Evo Morales, que definitivamente marcará un “antes y un después” en el desarrollo histórico del país, gracias a medidas y políticas sociales que sirven como una sólida base para la construcción de un país inclusivo. Sin embargo, es inevitable percibir su notable actuación junto a carteles internacionales de narcotráfico, cuya participación rara vez se limita a la comercialización de estupefacientes, sino que comprende, la trata y tráfico de personas con todas sus repugnantes variables: desde la esclavitud sexual hasta la extracción de órganos.

Una simple revisada a diversos datos durante el gobierno de Evo Morales, muestra la disminución de la pobreza en más del 50%, un incremento notable en el salario mínimo y mejora sustancial en casi todos los indicadores sociales, pero de igual manera, un incremento en crimen organizado, desapariciones, y la institucionalización de la violencia acompañada de corrupción realmente indefendible, entonces cabe cuestionarse después de ese breve análisis ¿Se han intercambiado unas vidas por otras?

También tenemos al otro lado, al grupo de personas que inicialmente se organizaron para protestar contra el evidente fraude de las últimas elecciones en Bolivia, para defender la democracia y su voto, sin advertir, ni por un segundo, que esta lucha terminaría con una presidenta de transición de naturaleza indudablemente fascista. En un breve mandato “transitorio” en el cual ya se formuló un decreto que no solo permite a las Fuerzas Armadas el uso de “todos sus medios disponibles y los que puedan ser adquiridos” para la violencia, sino que además los exonera de la responsabilidad penal.

Se van contando los muertos en diferentes poblaciones, números que apenas llegan al conocimiento de la gente, debido al cerco mediático que se impulsó junto a un Golpe de Estado Blando que la opinión pública parece empeñada en negar. Las épocas han cambiado, y con ellas, también se han transformado las maneras de implementar un golpe, por lo cual, ya no se consuman a través de la fuerza, sino a través de las masas movilizadas, los medios de comunicación, la toma de instituciones y la presión hacia determinados grupos afines al gobierno. Sugiriendo al presidente renunciar, en vez de obligarlo; un modelo propuesto por Gene Sharp y aplicado casi al pie de la letra en Bolivia.

Es mucho más inteligente, estratégico y menos violento, pero tendríamos que estar ciegos para no notar que estos hechos parecen beneficiar a otro grupo de poder…

Cabe señalar que se vive una transformación energética a nivel mundial, y ésta se manifiesta, entre otras, en la creación de baterías de litio (que por cierto presentan varias ventajas ecológicas) pero este simple dato, contrastado con el hecho de que Bolivia cuenta con la mayor reserva de litio en el mundo, que la “lucha por la democracia” fuera tan cálidamente felicitada por Trump y avalada por personajes como Bolsonaro, que se haya incrementado el número de muertos a un ritmo alarmante en solo cuestión de días, saca a relieve la pregunta ¿Se ha recuperado la democracia o se la ha perdido aún más?

La intención del presente artículo no es responder a éstas preguntas, porque eso corresponde al lector. Tampoco se pretende señalar quién tiene razón, porque después de analizar crudamente los hechos, parece atinado afirmar que cualquier ser humano con algo de empatía y sentido común llega a ver la realidad en la que nos encontramos, un país en el que la vida no es prioritaria para ninguno.

Pero aún existen aquellos que protegen y defienden la vida, que apelan a la conciencia individual para su aporte en el desarrollo de la justicia social, aún existen las personas que creen en la libertad de pensamiento que supone, a su vez, una igualdad de condiciones básicas. Sin izquierdas ni derechas dispuestas a reprimir y matar, sin alma ni escrúpulos.

Es por eso que a la única conclusión a la que puedo llegar, es que, si bien el panorama no es nada alentador, nuestra única forma de subversión es el pensamiento propio, nunca integrarnos a la masa, a ninguna, porque cuando todos empiecen a ceder ante las diferentes masas y dejen de cuestionarse, no solo habremos perdido como pueblo o país…sino como humanidad.

Suscribete a la Newsletter
Recibe los mejores articulos en tu bandeja de entrada. Nunca mandaremos spam.
AnarcoVaca
Escrito por AnarcoVaca Seguir