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El tiempo: El fenómeno natural más cruel que conozco.

Ailén Montero del Valle Ailén Montero del Valle Seguir Jun 10, 2020 · 1 min lectura
El tiempo: El fenómeno natural más cruel que conozco.
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La medición indica el “cuánto-tiempo” y el “cuando”, el “desde-cuándo-hasta-cuándo”.

Un reloj indica el tiempo.

Un reloj es un sistema físico en el que se repite constantemente la misma secuencia temporal, con la condición de que este sistema físico no esté sujeto a cambio por nada externo. La repetición es cíclica. Cada período tiene la misma duración temporal. El reloj ofrece una duración idéntica que se repite constantemente, una duración a la que uno siempre puede recurrir. La distribución de esta duración es arbitraria. El reloj mide el tiempo en la medida en que la extensión de la duración de un acontecimiento se compara con las secuencias idénticas del reloj y, a partir de ahí, es determinada en su cantidad numérica.

Entonces, ahí dentro está nuestra vida entera. No sé quién lo determinó y fue tan respetado como para que se instaure así en nuestras vidas, con cara de conveniencia. ¿Quién fue? ¿Galileo? No quiero googlear, Me lo pregunto. Nada más.

Mi vida sin este tiempo, socialmente determinado, hubiese sido mucho más fácil. Afuera un desastre, ya sé. Pero yo y unos cuantos más nos hubiésemos sentido más como peces en el agua y no como peces en la arena que desarrollan pulmones misteriosamente. Los que están en el agua son todos. Los que desarrollan pulmones misteriosamente somos los fracasados. “Gente fuerte” debería decir por algún lado, “gente perseverante”“personas de bien”. Todo esto una vez muertos, por supuesto.

Me gusta mucho, realmente disfruto, de dar vuelta todas las situaciones que puedo. Por eso, ahora pienso en cómo sería si el tiempo lo hubiese determinado un fracasado de los nuestros. Cómo afectaría esta determinación indeterminada a aquellos “todos” y cómo a nosotros.

El tiempo me perturba. Los relojes son herramientas que controlan hasta lo más natural de mi desgraciado ser, y me gusta quejarme por su existencia.

No importa que día es hoy.

Rebeca,

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Ailén Montero del Valle
Escrito por Ailén Montero del Valle Seguir