(Des) orden, es la ventana, el mundo, la vida, las personas. Somos (Des) orden adentro, afuera. Somos contradicciones, somos hermosos desordenes.
Me (des) ordenas mis estructuras y, ahí, es cuando
enloquezco.
Porque digo no tenerlas, pero de vez en cuándo sí. En
alguno momento de la vida, todos las necesitamos.
Y por suerte estás vos para descolocarme.
En este mundo al revés,
pero a la vez, lleno de estructuras, eso, significa una
gran contradicción.
Pero; ¿Qué universo no es contradictorio?
Si somos espejos llenos de contradicciones,
llenos de pensamientos,
llenos de palabras, que
muchas veces, chocan.
Chocan y me enloquecen. Nos enloquecen.
Con tantas palabras, a veces, me pregunto dónde voy,
a dónde me escapo. Por suerte estas vos, que de
hecho, de vez en cuándo me enloqueces más. Aún
más.
Pero somos espejos.
Espejos que reflejan,
que refractan,
que dan luz y a la vez, oscuridad.
Porque somos eso, por eso, somos universo, universo
de colores.
¿Ves esos colores? En el universo, allá, pocos lo
pueden ver, porque ver no es lo mismo que mirar. Y
eso, es parte de ser universos y espejos. Con todas las
contradicciones que eso significa.
Pero vos estás ahí, yo acá con mis letras y pensamientos,
que a veces me enloquecen.
Pero estás vos y ese cielo. Esos colores y es que,
somos colores,
reflejos,
esas nubes, ese viento.
Que aparece cuando abro mí ventana y veo, todo ese
cielo de contradicciones,
de colores,
de claros y oscuros, de cambios.
Cuándo abro la ventana y me veo a mí con las
palabras.
Y a vos, que con tú tranquilidad, enloqueces en el
universo.
Cuándo abro la ventana, sé que somos espejo del
universo más lindo y contradictorio del mundo.
Yo, miro por mi ventana y veo todo en perfecto (Des) orden.