Hablemos de lo que es la ansiedad, pero no de una ansiedad teórica, no de una ansiedad verbal. Vayamos mucho más allá, vayamos al centro de todo, a tu universo o al mío. Hablemos de dolor, hablemos de lo que nos ronda la cabeza, hablemos de lo dura que es a veces la vida.
Quiero decirte, querido lector, que te entiendo. Pero no de una forma teórica, no, tampoco de una forma verbal, no. Te entiendo porque tu voz a veces es la mía. Te entiendo porque a veces la comida te ahoga o no te entra en la boca. Te entiendo porque a veces tu respiración se acelera y sientes que te mueres. Te entiendo porque tu dolor es único, es exclusivo y es tuyo, pero también mío o de cualquier otra persona que conozca o viva con ansiedad.
No estás solo, amigo. Aunque a veces no veas a nadie a tu lado, aunque a veces la cuesta sea hacia arriba, aunque a veces la subida sea dura y te haga sudar.
Respira, respira conmigo, respira solo, respira acompañado. Sólo puedo pedirte que respires.
El mundo no se acaba aquí aunque nuestra cabeza nos haga pensar que sí. Eres más fuerte de lo que piensas, más duro de lo que tu cuerpo o tu cabeza te hagan sentir.
Estoy aquí, para ti, para mí. Por y para nosotros, como seres individuales pero, sobretodo, como alguien que entiende y vive con la ansiedad a sus espaldas.
Fuerza herman@, la lucha es de todos, comenzando por uno mismo. si
Y ahora qué